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Foto del escritorBibi Lavin

Perdida en el aeropuerto

Es algo que no le deseo a nadie, pero estoy segura que en alguno de sus viajes al menos una vez han experimentado algo similar, ya sea por el idioma, la cultura o algo más.


En mi caso, me sucedió a mi llegada a Tailandia, cabe destacar que era la primera vez que salía de mi hermoso país México, así que no tenía la menor idea de lo que era un vuelo de más de dos horas, la aduana, aeropuertos o simplemente estar en otro país donde su lengua nativa no fuera el español. Las piernas me temblaban, estaba muy nerviosa y más cuando tuve algunos pequeños inconvenientes cuando la fecha de partida se avecinaba, algunos de los cuales causaron que comprará mi vuelo con tan solo ¡5 días de anticipación!.


A pesar de todo, el día llegó...me subí al primer avión, el viaje duraría aproximadamente 28 horas y fue de la siguiente manera México-San Francisco-Tokyo Narita-Bangkok, a pesar del miedo que esto me causaba decidí disfrutar de la experiencia, vagar en las salas del aeropuerto de las escalas, dormir todo lo posible y solo despertar para cada una de las comidas y algunos vistazos por mi ventana para admirar la vista.


Llegué a Bangkok a medianoche, pero aún la travesía no terminaba, me faltaba un vuelo a Surat Thani y después un ferry que me cruzaría finalmente a Koh Samui.

Mi vuelo doméstico era para el día siguiente por la tarde, así que había reservado una noche en un hostal enfrente del aeropuerto, pero no era en ese, ya que Bangkok cuenta con dos aeropuertos, yo estaba en el internacional y debía llegar al doméstico llamado Don Muang Airport que se encontraba al otro lado de la ciudad.

Pensé que sería fácil, pero tuve algunos inconvenientes: era muy tarde para tomar el servicio de transfer de un aeropuerto a otro, mi SimCard no servía por lo que no tenía comunicación con nadie, solo el wifi de la terminal que no era muy rápido….y para mi suerte los taxistas no hablaban inglés, había descargado una aplicación traductora que en el momento no fue útil porque ni así me entendían.

Como pude me dí a entender que me llevaran al otro aeropuerto, ya que era más fácil que entendieran la palabra “AIRPORT” que el hostal que trataba de mostrarles; según en maps este se encontraba solo cruzando la calle, nunca pensé que no era precisamente una calle; era un tipo periférico y el puente más cercano para cruzarlo se encontraba a 15 minutos. Así que caminar con una maleta grande de 25 kilos, de madrugada, en un país desconocido no parecía buena idea.


Por lo que recurrí a tratar de tomar otro taxi, pero tuve el mismo problema del idioma, traté de llamar al número local que me había dado la agencia y nadie contestaba ya que como era de esperarse…estaban dormidos. Después de algunos minutos logré conseguir internet y pude pedir un UBER que finalmente me ayudó a llegar a mi hostal, para ese momento ya eran las cinco de la mañana.


Espero no haberlos aburrido con esta pequeña anécdota, pero también se las cuento para demostrarles que no hay imposibles, no me imaginaba que me ocurriría eso, pero sin duda aprendí mucho; no tengan miedo de conocer el mundo, una vez que empiecen a experimentar la diversidad cultural de cada país se darán cuenta de lo que les estoy hablando y dirán “¡que bueno que dije que SI a la aventura!”.


Ya saben que si les gustó no olviden COMPARTIR y también me encantaría que me dejaran sus anécdotas de viaje aquí abajo.


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